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Reseña Histórica

“No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo.

No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, y mañana te daré, cuando tienes contigo qué darle.”



Proverbios 3:27-28

No es místico afirmar haber escuchado un mandato divino que llama al amor al prójimo. A menudo las historias que conmueven el corazón humano tienen su origen en acciones que van más allá de nuestra condición de humanidad. La historia que se cuenta a continuación no tiene un origen distinto, es inspirada por la misma voz que en aquella zarza, habló en el desierto a un hombre de corazón inquieto, y al igual que en aquella ocasión no es un llamado de gloria personal o una promesa hacía la grandeza y la heredad del mundo, es un mandato a hacerse siervo.



Desde su fundación, en el año de 1982, bajo la coordinación de la Dra. Claudia Varón y el voluntariado de Consuelo de Lomanto,  el dispensario es y se ha mantenido como una obra social que surge de la obediencia al llamado de amor y servicio por el prójimo, que reconoce en los más necesitados a la persona de Cristo y les sirve desde la más sencilla y profunda oportunidad de servicio: el amor.



La obra inició con un llamado que sintió Claudia Varón en su corazón, exa lumna del Colegio Santa Francisca Romana  quien para 1982 iniciaba sus estudios en medicina. Tras perseguir un sueño de atención en salud con cubrimiento a la mayor cantidad de personas posibles, pues para el momento, la población con acceso al sistema de salud era limitada, Claudia acudió a la entonces Rectora del Colegio Sister Tierney Truman, quien la apoyó en la idea.



Inicialmente, se adaptó un espacio para que hiciera las veces de consultorio médico, dentro de las instalaciones del Colegio. Dado que la Dra. Varón se encontraba en su etapa de formación inicial, debía recurrir a los especialistas telefónicamente para los diagnósticos y tratamientos de los pacientes.

Posteriormente, algunos especialistas se fueron vinculando con la iniciativa de la doctora a modo de donación de su tiempo. Avanzando en la formación como profesional, la Dra. Varón debió acudir nuevamente al apoyo de Sister Tierney, pues aunque la doctora en compañía de algunas colegas en su mismo nivel de formación y algunos especialistas que donaban su tiempo, no podían llevar todo a cabo sin una organización mas direccionada. Fue entonces cuando Sister Tierney propuso la idea de involucrar damas voluntarias a la iniciativa de la Dra. Varón.



Consuelo De Lomanto madre de una estudiante del Colegio, colaboraba en la enfermería, la cual aún no contaba con enfermera jefe. Consuelo cuidaba a las niñas mientras sus padres las recogían al final de la jornada escolar, ocasionalmente prestaba la primera atención, a aquellas niñas que sufrieran de alguna caída menor. Sister Tierney sugirió que la Señora Consuelo podría iniciar a colaborar formalmente con lo que hoy conocemos como el Dispensario. Consuelo fue convocando a varias de sus amistades, mujeres dispuestas a donar su tiempo a esta obra social, donde cada día mas y mas Damas Voluntarias conformaron el gran grupo que tenemos hoy en día.



En la actualidad el Dispensario es reconocido como una institución habilitada para el funcionamiento por la Secretaría de Salud que presta servicios de calidad  y con gran calidez en las área de medicina general, odontología general, orientación y consejería en uso del servicio el Sistema General de Seguridad Social en Salud, desarrollando labores de impacto en la comunidad que se vincula o conoce los servicios del Dispensario.



Hasta la fecha se han atendido más de 7.000 pacientes que acceden a los servicios a partir de un cobro simbólico, con una cantidad mínima de dinero, a través del cual cada

persona reconoce el valor de su aporte y lo identifica como constructor y miembro de esta obra social.



Los aportes al Dispensario surgen del trabajo de muchos corazones solidarios que, permeados por el amor de Cristo  al prójimo, han aportado los recursos necesarios para que esta obra sea hoy una realidad.





Nuestra labor es llevada a cabo por un equipo de 40 voluntarias, con más de 23 años al servicio, 3 profesionales en el área de la salud (médico y odontólogo en su año Rural o Servicio Social Obligatorio y Directora Científica) y una auxiliar de enfermería, que día a día ofrecen de su tiempo y amor para sanar el dolor, la soledad y tristeza que acompañan a la enfermedad, recibiendo a cambio la gratificación del servicio y la obediencia a Dios.









Después de veintitrés años de servicio el dispensario se dispone a afrontar nuevos retos que le permitan continuar ejerciendo con mayor alcance la labor de servicio para la que fue destinado: “Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.”

Gálatas 2:10

Otros referencia de la fundación: Comunidad de Hermanas Franciscanas Rochester- Minnessota.

https://www.rochesterfranciscan.org/index.php/en/what-we-do/mission-in-colombia

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